El priismo parece haber encontrado la fórmula de la supervivencia: mudar de piel sin perder la esencia. Los remanentes del viejo partido, que en su momento se refugiaron en el Partido Verde Ecologista de México (PVEM) para no quedarse fuera del reparto del erario, hoy preparan su regreso a la competencia electoral, aunque lo hagan bajo otras siglas.
La sombra del PRI los acompaña inevitablemente. Personajes como Alejandro Avilés y Raúl Bolaños, identificados con la estructura y las prácticas del tricolor, son prueba de que el “nuevo” Verde arrastra todavía el peso del viejo PRI, disfrazado de renovación.
En el fondo, la estrategia es la misma: reciclarse para seguir en el juego del poder.
 

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