Ajena al principio de la separación de poderes y respeto a la independencia de la Fiscalía General de la República, la 4T monta y ofrece un cuasi pornográfico megashow, dándole crédito pleno y capitalizando la grotesca delación en masa de un delincuente confeso.

La oportunidad le es muy propicia: distrae a su “pueblo” de la ominosa chatarrización del país, el desastre de su “estrategia” frente a la pandemia, su devastador efecto económico y la desatada inseguridad a poco de que se desboque la rebatiña por cargos electorales, contexto en que Morena requiere providencial apoyo para mantener su mayoría legislativa y ambiciona más gubernaturas.

Por el secuestro, tortura y asesinato (febrero de 1985) del agente de la DEA Enrique Camarena, testigos protegidos calumniaron al entonces secretario de Gobernación, Manuel Bartlett (actual director de la CFE); al de la Defensa Nacional, Juan Arévalo; al procurador general, Sergio García Ramírez, y al gobernador de Jalisco, Guillermo Cosío Vidaurri, con el cuento para idiotas de que los cuatro brindaban en la sala de la casa donde los homicidas martirizaban y mataban al policía para asegurarse de que se consumara el escarmiento.

Y qué tal aquellas acusaciones (febrero de 1997) del Departamento de Justicia estadunidense (me tocó revelarlas) en el juicio de extradición de Mario Ruiz Massieu, basadas también en Lozoyitas de aquel tiempo, afirmando que en Las Mendocinas de Raúl Salinas de Gortari se hacían reuniones a las que llegaban el padre de los Salinas de Gortari, Raúl Salinas Lozano, y sus hijos (de Raúl se afirmaba que era “director de Comercio”), los capos Juan García Ábrego, Miguel Ángel Félix Gallardo, los hermanos Arellano Félix y Amado Carrillo (El Señor de los Cielos), Rubén Figueroa padre, José Francisco Ruiz Massieu (“candidato del PRI a la Presidencia”) quien “le robaba” a los Salinas “mucho” narcodinero, como también lo hacía… Luis Donaldo Colosio.

Al ex gobernador de Quintana Roo Mario Villanueva se le atribuyó el poder de que a su antojo se encendieran las luces del federal aeropuerto internacional de Cancún para que bajaran aeronaves con droga y tener bajo sus órdenes al personal de la PGR, Ejército y Marina Armada en ese estado.

Solo por ignorancia o fanatismo puede tragarse el veneno que destila el doblemente instrumentalizado corrupto consentido y adoptado por unas autoridades que desconocen la obra clave de gobierno escrita por Charles Louis de Secondat…

Adendum.- La recurrente, injusta y peligrosa descalificación presidencial a Héctor Aguilar Camín cobra patológicas proporciones con la reverenda chingadera de infamar a Nexos en el Diario Oficial de la Federación.PD.- Mi tocayo francés, autor de El espíritu de las leyes (1748), es el olvidado barón de Montesquieu.

 

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